La puerca fue rescatada por Joanne Lefson en una granja industrial, cuando tenía solo 4 semanas de nacida.
La mujer, residente de Cape Coast, Ghana, la salvó de una muerte segura en mayo de 2016. Fue a un matadero y la compró, contó a Metro a finales del año pasado.
Lefson siente indignación por las malas condiciones en que, según ella, tienen a los cerdos en las granjas industriales, y el maltrato que sufren. Por ello, tomó la decisión de llevarse consigo a Pigcasso.
“En las granjas industriales de hoy en día, los cerdos son mantenidos en crueles condiciones, ocultas al público deliberadamente”, señaló.
“Los cerdos de cría son confinados en jaulas estrechas durante toda su vida, mientras que sus hijos son criados para carne de cerdo y mantenidos en condiciones insalubres y de hacinamiento… sin paja, acceso al aire libre y calidad de vida”, añadió.
“Si los consumidores pudieran ver el interior (de las granjas industriales), seguramente pensarían dos veces llevar tocino a casa”, puntualizó.
Ya en su casa, la mujer le enseñó a la cerdita, que pesa unos 200 kilos, a pintar, por medio de una técnica entrenamiento canino. Ella aprendió y se apasionó por la pintura.
“Yo no la obligo a pintar, ella lo hace cuando quiere. Después de todo, con 200 kilos, ella es la jefa”.
Para Lefson, Pigcasso se inspira en el paisaje de Cape Coast al pintar, y considera que su estilo es el expresionismo.
La mujer comercializa las pinturas de la cerdita por un valor que oscila entre los $2’200.000 y los $5’300.000. Los fondos que recauda los destina a su fundación Farm Sanctuary SA, mediante la que denuncia el maltrato a los animales de granjas industriales y busca mejorar su calidad de vida.
Con información de: Pulzo
La mujer, residente de Cape Coast, Ghana, la salvó de una muerte segura en mayo de 2016. Fue a un matadero y la compró, contó a Metro a finales del año pasado.
Lefson siente indignación por las malas condiciones en que, según ella, tienen a los cerdos en las granjas industriales, y el maltrato que sufren. Por ello, tomó la decisión de llevarse consigo a Pigcasso.
“En las granjas industriales de hoy en día, los cerdos son mantenidos en crueles condiciones, ocultas al público deliberadamente”, señaló.
“Los cerdos de cría son confinados en jaulas estrechas durante toda su vida, mientras que sus hijos son criados para carne de cerdo y mantenidos en condiciones insalubres y de hacinamiento… sin paja, acceso al aire libre y calidad de vida”, añadió.
“Si los consumidores pudieran ver el interior (de las granjas industriales), seguramente pensarían dos veces llevar tocino a casa”, puntualizó.
Ya en su casa, la mujer le enseñó a la cerdita, que pesa unos 200 kilos, a pintar, por medio de una técnica entrenamiento canino. Ella aprendió y se apasionó por la pintura.
Con la boca, la puerca unta el pincel de pintura y lo sostiene mientras pinta el lienzo. Finalmente, con el hocico ‘firma’ su obra.
“Yo no la obligo a pintar, ella lo hace cuando quiere. Después de todo, con 200 kilos, ella es la jefa”.
Para Lefson, Pigcasso se inspira en el paisaje de Cape Coast al pintar, y considera que su estilo es el expresionismo.
La mujer comercializa las pinturas de la cerdita por un valor que oscila entre los $2’200.000 y los $5’300.000. Los fondos que recauda los destina a su fundación Farm Sanctuary SA, mediante la que denuncia el maltrato a los animales de granjas industriales y busca mejorar su calidad de vida.
Con información de: Pulzo
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